La Terapia Gestalt, fue
desarrollada después de la Segunda Guerra Mundial por Fritz Perls y su esposa Laura
Perls, consideró que la raíz de los trastornos psicológicos podía estar en la
incapacidad de las personas de integrar exitosa y acertadamente las partes de
su personalidad en un todo saludable. Perls era psicoanalista, pero ciertas
discrepancias con los métodos y teorías freudianos lo llevaron a crear su
propia línea terapéutica. Las fuentes de su método pueden encontrarse en Karen
Horney y Wilhelm Reich, el existencialismo (Martin Buber & Paul Tillich) y
la fenomenología (Edmund Hüsserl), de donde tomó las ideas de libertad y
responsabilidad, la de la inmediatez de la experiencia y la del papel del
individuo en la búsqueda del significado de su vida. Aplicó los principios de
la psicología gestáltica al postular que las personas emocionalmente saludables
organizan su campo de experiencia en necesidades bien definidas que les sirven
de referencia a la hora de organizar su conducta. Las personalidades neuróticas
interfieren con la conformación de la gestalt apropiada y no llegan a adecuarla
con sus necesidades. Fritz tuvo una experiencia de kibutz en Israel que lo
llevó a renovarse a sí mismo y así llegó a California, donde creó la escuela y
el estilo actual de la Terapia Gestalt que pretende resolver los conflictos y
ambigüedades que provienen de la dificultad para integrar las configuraciones
de la personalidad.
Perls, consideró que la
raíz de los trastornos psicológicos podía estar en la incapacidad de las personas
de integrar exitosa y acertadamente las partes de su personalidad en un todo
saludable. Esta terapia se basa en experiencias vivenciales, que ayudan a la
persona a reconocer sus emociones, a través de la percepción ingenua y la
experiencia inmediata. El papel de la terapia es que la persona haga
conscientes las sensaciones significativas que experimenta, tanto hacia sí
mismo, como hacia su entorno, de modo que pueda responder plena y razonablemente
a cualquier situación. La clave es enfocarse en el aquí y ahora, no en las
experiencias del pasado, y una vez situados en éste se pueden enfrentar
conflictos pasados o asuntos inconclusos llamadas gestaltes inconclusas hasta
lograr cerrar ciclos. La mejor manera en que funciona esta terapia es cuando se
realiza en grupo.
Las bases de la Gestalt
son el aquí y ahora, lo obvio y la toma de consciencia (darse cuenta) de lo que
la persona hace realmente en sus vidas, cómo lo hace, qué es lo que
efectivamente quiere en realidad y cómo puede conseguirlo. Al igual que en
otras terapias humanistas, como la propuesta por Rogers, la Terapia Gestalt es
un enfoque holístico de la experiencia humana, asume la tendencia innata a la
salud, la integridad y la plena realización de las potencialidades latentes,
promueve la propia responsabilidad de los procesos en curso y la consciencia
sobre las propias necesidades y su satisfacción.
En torno a la enseñanza
de la psicoterapia infantil a través de la Gestalt, cabe aclarar primeramente que
el enfoque, desde sus inicios históricos en el trabajo de Fritz Perls y sus
primeros seguidores, no marca intervenciones específicas para la aplicación de
este estilo terapéutico con esta población. Es la aportación de terapeutas ya
formados en la psicoterapia Gestalt, aplicada y aprendida generalmente con
adultos, quienes inquietos por trabajar con niños y adolescentes, inician un
trabajo directo aplicando los fundamentos de esta teoría. Una pionera en esta
tarea es Violet
Oklander,
quien en su formación gestáltica completó tres años de entrenamiento en el
Instituto de Terapia Gestáltica de los Ángeles y que ha sido miembro oficial
del mismo Instituto desde 1973. Gran parte del trabajo de Oaklander se desarrolla en el entrenamiento de profesionales, y de acuerdo a la
presentación de la autora en su bibliografía, se ha dedicado a impartir
numerosos seminarios, talleres y cursos para diversas instituciones de Estados
Unidos, Canadá, Europa, Israel y Australia. Ha sido autora de una serie de
cintas de audio y de video que se relacionan con el trabajo psicoterapéutico
con niños y del libro Ventanas a nuestros niños publicado en 1992. Como
principal exponente e iniciadora del tratamiento infantil utilizando el modelo
Gestalt, Oaklander retomó los supuestos de dicha teoría y desarrolló un modelo
de terapia dirigido al desarrollo saludable del niño, al funcionamiento
armónico de sus sentidos, cuerpo, emociones e inteligencia. Para esta autora,
el niño tiene que aprender a utilizar todos sus sentidos, primero para
sobrevivir y después para aprender acerca de su mundo. El niño sano ejercita su
cuerpo y sentidos para utilizarlos con habilidad; aprende a expresar sus
sentimientos con congruencia, desarrolla su intelecto rápidamente y descubre el
lenguaje como un medio para expresar sus sentimientos, necesidades,
pensamientos e ideas. Desde esta perspectiva, la salud se logra a través del
desarrollo holístico constante y armónico de los sentidos, cuerpo, emociones e
intelecto. Así el niño confía en él y en su fuerza interior que lo lleva a la
autorrealización y a adquirir un sentido de ser en el mundo (Oaklander, 1992).
En este modelo, el juego
y/o los juguetes son los medios que le abrirán al terapeuta las puertas y ventanas
de la vida interior del niño. Esto quiere decir, que le proporciona esos
materiales en forma de técnicas para que éste pueda expresar sus sentimientos,
sea capaz de sacar lo que tiene en su interior y, de este modo, con ayuda del
terapeuta podrá trabajar con ese material que estaba guardado. En este modelo
no es necesario que el niño verbalice sus descubrimientos y percepciones sobre
el qué y el cómo de sus comportamientos. En el caso de niños pequeños, a veces
sólo basta sacar a la luz las conductas o sentimientos bloqueados que han
detenido su proceso de crecimiento emocional.
La Terapia Gestáltica
enfoca su atención hacia el qué y el cómo más que al por qué. Oaklander (1992) cree que a partir de experiencias adecuadas, el organismo
puede tener una vida y un crecimiento más sanos. La labor del terapeuta
consiste en ayudar al niño a darse cuenta de lo que está haciendo y qué realmente
le causa insatisfacción, de tal manera, que se promueva en él la elección del
cambio (Chávez, citado en Hernández, 2008). El trabajo con el niño puede o no
ser directivo, todo depende de lo que se necesite trabajar para el beneficio
del menor.
Es así que dentro de
este enfoque terapéutico cada terapeuta cuenta con su propio estilo de trabajo,
donde se combinan aptitud, conocimiento, y experiencia (Hernández, 2008). Oaklander, ha trabajado este modelo desde hace 32 años y ha generado un
proceso terapéutico que corresponde a la teoría y práctica de la Gestalt. Este
proceso consta de los siguientes componentes:
• Desarrollo de la
relación
• Evaluación y
establecimiento del contacto
• Fortalecimiento del
sentido del sí mismo y de la estabilidad del niño
• Incitación de la
expresión emocional
• Ayudar al niño a
fomentar el sí mismo
• Concentrarse en el
proceso del niño
• Finalización de la
terapia
Texto tomado de: Esquivel, F. (2010) "Psicoterapia infantil con juego. Casos clínicos". México, Manual Moderno.
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